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La
musicoterapia ha nacido como una técnica de tratamiento complementario
que puede aliviar dolores y, sobre todo, incidir en la psique de los
pacientes. Claro que las
preferencias personales pueden determinar la orientación de las
sesiones de musicoterapia. Si no soportas la música dance,
evidentemente no te levantará el ánimo; y si no toleras la clásica, no
lograrás relajar los nervios con Mozart. No obstante, existen premisas básicas - que probablemente ya hayas notado sola - que hacen unas melodías más apropiadas para la
serenidad, y otras más propicias para la acción. Así que abre la mente y los oídos y prepárate para disfrutar.
- Para concentrarse: Si
estás realizando tareas que requieren una concentración extrema, recurre a melodías instrumentales. La voz y las letras de las
canciones pueden romper la atención. Recurre a las melodías clásicas, desde las más sencillas hasta las más elaboradas y sofisticadas. La música étnica, llegada desde cualquier rincón del mundo, es también muy apropiada.
- Para liberarse: El rock fue
la máxima expresión de la ruptura y la rebeldía. Y aún hoy puede
servirte para liberar presiones y tensiones. Escuchar rock es
efectivo, pero los verdaderos efectos benéficos, surgen del movimiento
desenfrenado que surge de este estilo. La música dance también es una de las más efectivas para deshacerse de las preocupaciones y los malestares.
- Para estimularte: Los ritmos latinos
son los más sensuales. Pero no sólo para estimular el cuerpo, ya que la
mente también recibe sus beneficios. Es la música ideal para acompañar
el comienzo de cualquier aventura o proyecto.
- Para relajarse: La música que reproduce los sonidos de la naturaleza se ha convertido en una de las recetas más usadas para apaciguar los nervios. Las notas más cotidianas o las
más exóticas, las olas del mar, el fluir del aire, el piar de los
pájaros, cualquier sonido natural puede ayudarte a relajar las tensiones.
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