[Ohlalá]
Muchas veces, nos sentimos agotadas, extenuadas; y en
lugar de hacerle caso a esa alarma interna, seguimos adelante a fuerza
de café, aspirinas o bebidas energéticas. Vivimos estresadas y con un estado de ánimo
"negativo-crítico-quejoso". Nuestro cuerpo nos informa que se está quedando sin
recursos y el resultado es un "no puedo más" que nos carga admitir.
Todo es parte de lo mismo: El cuerpo y la mente están jugando en distintos equipos, y en general,
siempre terminamos obedeciendo a nuestra cabeza. Para terminar con su reinado, y lograr la armonía entre ambas partes, puedes comenzar por conocer qué significan las señales que te están enviando tus músculos, órganos y huesos. Toma nota:
- Mareos frecuentes: La ansiedad puede generar temblores y mareos e incluso vértigo.
- Orina oscura: Puede ser consecuencia de que nos
está faltando hidratación en el organismo y que debemos tomar más agua,
aunque también es síntoma de infecciones urinarias.
- Tensión muscular y hormigueos: El estrés puede
producir tensión muscular en la nuca y en la espalda, sensación de
hormigueo en brazos y piernas y escalofríos. Además, puede generar
taquicardia y palpitaciones, distensión abdominal e impotencia sexual.
- Ojos secos: Puede ser que estemos pasando
demasiado tiempo frente al computador, que estemos tomando mucho alcohol (y
poca agua) o que estemos en un ambiente muy frío y seco. En menor
medida, puede deberse al consumo de ciertos medicamentos
(antidepresivos, antihistamínicos) o hipertiroidismo.
- Calambres en las piernas: Cuando pasamos varias
horas parados o sentados en la misma posición, usamos tacos altos o no
tomamos suficiente líquido para mantenernos pueden tensarse los músculos
de la pantorrilla. En menor medida, pueden ser el resultado de
anticonvulsivos, antihistamínicos, estrógenos o medicamentos para la
osteoporosis.
- Manos frías: Si siempre estás con las manos
frías puede ser producto del estrés. Cuando estamos tensos, el
sistema nervioso se acelera y se contrae la circulación sanguínea. Otra
causa de tus manos heladas puede ser el síndrome de Raynaud, que afecta
el flujo sanguíneo a las extremidades.
- Ronquidos: Estamos con sobrepeso o comimos
muy pesado en la noche. Aunque también pueden deberse a que las vías
respiratorias están bloqueadas, lo cual puede ser por alergias, tabique
nasal desviado o resfríos crónicos.
Qué hacer
El cuerpo está todo el tiempo interpretando el ambiente, lo que pasa a nuestro alrededor; sin embargo estos estímulos son procesados en fracciones de segundos, y en seguida son "catalogados" por la mente. ¿Cómo hacer una pausa y simplemente sentir?
Te damos algunos ejercicios para dirigir tu atención hacia el cuerpo:
- Si notas que estás pensando demasiado: Puedes tratar de sentir los pies. El contacto con el piso, el peso, el roce de los pies con las medias o los zapatos.
- Si estás nerviosa en una reunión: Mueve lentamente los dedos, siente cómo circula la sangre, juega a tocar cada yema.
- Si estás medio depre: Puedes probar con sonreír
durante diez minutos seguidos, por reloj. Una sonrisa grande, bien
forzada, casi de payaso. Lo más probable es que después de hacerlo te sientas mucho mejor.
- Si estás con falta de ánimo: Sirve erguir la
espalada, saltar un poco o bailar; son movimientos que se van a
trasladar a lo anímico; que te van a sacudir del letargo, la inercia y
el mal humor. Hay que ponerse en movimiento.
Obviamente, al principio no será fácil: quizás el cuerpo quiera
quedarse en la cama todo el día, y la mente, ir a trabajar y producir
plata. Pero puedes ir haciendo concesiones para ambos bandos en pos
de tu bienestar: Si has trabajado duro toda la semana y cumplido con todo (y con todos), estás en todo tu derecho de pasarte un
sábado entero haciendo zapping o durmiendo siesta.
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