Es probable que al meterte bajo la ducha todos los días no pongas demasiada atención a la temperatura del agua. Sin embargo, ésta tiene influencia en tu salud. Aquí te explicamos cuáles son sus diferentes efectos tanto si es fría, tibia o caliente.
Agua Fría (24ºC): Efecto tonificante. Ponte bajo el chorro de agua y masajea tu cuerpo un minuto. Rápidamente notarás un efecto tonificante sobre la piel, ya que el agua
fresca tiene una acción vasoconstrictora periférica y aumenta
ligeramente la presión arterial. Te sentirás más activa y despierta.
Agua Tibia (30ºC): Efecto relajante. Si estás estresada o muy cansada, nada mejor para relajarse que darse una ducha con
una temperatura cercana a la corporal. Abre la llave y
deja que el aire húmedo y caliente temple los músculos, y luego métete a
la ducha. Ojo que si lo haces directamente, los músculos, que están tensos,
podrían tensarse más todavía.
Agua Caliente (40ºC): Efecto refrescante. Aunque parezca raro, con la ducha a esta temperatura el cuerpo
libera su propio calor, generando una suave sensación de frescura. De
todos modos, es importante evitar el agua demasiado caliente, porque
afecta el retorno venoso y puede aumentar problemas circulatorios como
las várices. En el caso de los hombres, tampoco es conveniente, ya que afecta su fertilidad.
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